@IvannaMartinTv
Decir Alejandro Babiaczuk es decir "uno de los mejores sastres de Córdoba sino el mejor". Pero para mí, más allá de lo que digan, Alejandro Babiaczuk es el mejor sastre del mundo. Porque el mundo que los artistas compartimos es el nuestro, el que creamos juntos, con cada paso y a cada momento. En mi mundo, en el nuestro, él es el mejor. Pero no sólo porque sabe del oficio, porque es un experimentado sastre, que durante años vistió uno a uno a miles de artistas, cantantes y bailarines que pasaron por el Teatro San Martín y por su casa, donde junto a su gran mujer y compañera, Beatriz Cave, aún hoy lo siguen haciendo con gratitud y generosidad; sino también porque Babiaczuk es un sastre de la vida. Indiscutible es su excelencia a la hora de crear. Pero lo que hoy quiero rescatar es su temple de buen hombre, de gran persona, de esos sabios que uno no encuentra fácilmente cuando transita el camino de la vida. Podría uno pasar horas sentado, mate o té mediante, conversando con él sobre la vida. Enseguida su mirada clara y transparente se humedece y deja paso a las anécdotas que lleva en el alma y a la melancolía que le aflora en cada palabra cuando recuerda la suya, su propia vida, que tuvo rosas bellas pero también rosas con espinas. Cada alegría, cada dolor, cada emoción transitada, forma parte de su ser y puede transmitirlas -casi sin darse cuenta, casi como el aire que respira- clavando la mirada en un punto fijo y dejándose llevar... De cada charla con él se aprende algo nuevo. De cada conversación, fluye el deseo de que se vuelva eterna. Nunca dan ganas de irse, de decirle chau. Porque siempre, con la emoción que genera, es él mismo quien abre las puertas de su mundo y de su alma -su mundo, el nuestro- para decirnos bienvenidos, cada vez. Por eso no sólo Alejandro Babiaczuk es el mejor sastre de Córdoba y del mundo sino también... de la vida.