11/1/14

Alejandro Babiaczuk: El sastre de la vida

Por Ivanna Martin
@IvannaMartinTv







Decir Alejandro Babiaczuk es decir "uno de los mejores sastres de Córdoba sino el mejor". Pero para mí, más allá de lo que digan, Alejandro Babiaczuk es el mejor sastre del mundo. Porque el mundo que los artistas compartimos es el nuestro, el que creamos juntos, con cada paso y a cada momento. En mi mundo, en el nuestro, él es el mejor. Pero no sólo porque sabe del oficio, porque es un experimentado sastre, que durante años vistió uno a uno a miles de artistas, cantantes y bailarines que pasaron por el Teatro San Martín y por su casa, donde junto a su gran mujer y compañera, Beatriz Cave, aún hoy lo siguen haciendo con gratitud y generosidad; sino también porque Babiaczuk es un sastre de la vida. Indiscutible es su excelencia a la hora de crear. Pero lo que hoy quiero rescatar es su temple de buen hombre, de gran persona, de esos sabios que uno no encuentra fácilmente cuando transita el camino de la vida. Podría uno pasar horas sentado, mate o té mediante, conversando con él sobre la vida. Enseguida su mirada clara y transparente se humedece y deja paso a las anécdotas que lleva en el alma y a la melancolía que le aflora en cada palabra cuando recuerda la suya, su propia vida, que tuvo rosas bellas pero también rosas con espinas. Cada alegría, cada dolor, cada emoción transitada, forma parte de su ser y puede transmitirlas -casi sin darse cuenta, casi como el aire que respira- clavando la mirada en un punto fijo y dejándose llevar... De cada charla con él se aprende algo nuevo. De cada conversación, fluye el deseo de que se vuelva eterna. Nunca dan ganas de irse, de decirle chau. Porque siempre, con la emoción que genera, es él mismo quien abre las puertas de su mundo y de su alma -su mundo, el nuestro- para decirnos bienvenidos, cada vez. Por eso no sólo Alejandro Babiaczuk es el mejor sastre de Córdoba y del mundo sino también... de la vida.

9/1/14

Coki: El alma en el escenario, la música en la piel


Por Ivanna Martin
@IvannaMartinTV 

"Cuando los sentimientos tomen el poder y dominen la mente empezarás a sentir... gracias al poder sanador de la música… un refugio en el que, al entrar, todo se detiene y empiezan a fluir el llanto… las emociones…” casi como iniciando un ritual mágico, la voz en off de Coki Ramírez sobre las teclas del piano de Román Ramonda (director musical) se funden entre el humo y las luces para dar paso, de repente, a la mujer enfundada en un vestido negro que le queda pintado. Calma, como la voz que suena y el eco que resuena, de esas palabras de las cuales se desprende que a la música se aferró para buscar la luz y vencer penas y dolores, Coki está allí, emocionada y feliz, porque dice que este es el show para el que trabajó tantos años, “el show de su vida”. Y por ello es que eligió un repertorio tan variado como matices puede ella misma darle a su voz. Desde “Se me enamora el alma”, tema que da nombre a la gira que inició esta semana en el Teatro del Lago en Córdoba, hasta “Vivir así es morir de amor”, “No seas cruel”, un midley de boleros y “Bésame” hasta los exitosos “Giro, giro” de Chébere y canciones de Sebastián… momento para el que se pone una pollerita mínima desflecada –“hecha por mi mamá”, aclara- y baila al ritmo del cuarteto primero, de la bachata después. El folklore también dice presente con “Razón de vivir”, “Las manos de mi madre” y ella se luce en cada canción con el oficio de años de escenario y el disfrute que le brota por los poros. Llora y seca sus lágrimas, toma agua para continuar. Respira hondo, y canta de nuevo. Una y otra vez repite que está feliz y agradecida. Su gratitud trasciende el escenario y contagia al público, que la acompaña con aplausos, baile y carcajadas. Sobre el escenario Coki se transforma, le aporta su humor personal y natural, es generosa con todos y consigo misma, porque luego de años de intensa búsqueda cree haber encontrado el camino del éxito. “Me siento exitosa”, dice. Mira a su familia, pide un aplauso para ellos, dice que los ama y que son su sostén. Tal como anticipó, es Coki al natural. Ella es la única dueña del espectáculo, hace y deshace con oficio y profesionalismo, y más allá del poder de su voz, cautivante y profunda; transmite pasión y autenticidad. Coki es como la música que le brota por los poros, su esencia se adivina en cada gesto, en cada movimiento, en cada paso que da, evidenciando un gran potencial. Y me quedo pensando que podría ser una gran cantante de boleros, de temas románticos, de bachata, de cuarteto, de salsa o de folklore. De lo que quiera. Porque todo, puesto en su voz intensa, calza a la perfección.