26/10/14

El ensordecedor grito de los normales


Ariel Ventre, Carolina Aguerrido, César Socci. 
Por Ivanna Martin
TW: @IvannaMartinTv

“Cuando estoy triste como chocolate. Si estoy alegre pan y salame. Ahora, si estoy más o menos… como chocolate, pan, salame, chocolate, pan, salame…”
Por momentos triste, despiadada y dolorosamente sincera es la puesta de “OBES.O.S.” que se presenta en Ciudad de las Artes hasta el próximo 15 de noviembre todos los fines de semana. Tres actores (César Socci, Carolina Aguerrido y Ariel Ventre) que ríen, lloran, se mofan, se deprimen, cantan, enmudecen, bailan y transitan la obra llevándonos a dos preguntas finales: ¿la obesidad es una enfermedad? y ¿qué trato merecen quienes son obesos? es el planteo del trío actoral que se animó a disparar lo lúdico teatral a partir de sus propios kilos de más tal vez como una manera de reclamar a gritos a una sociedad cruel e indiferente que reaccione, puntualmente, ante este tema. Lo que durante la obra, que tiene varios monólogos, escenas compartidas y algunos momentos musicales, se presenta desde textos que transitan permanentemente por una risa reflexiva del público se convierte, hacia el final, en un latigazo ensordecedor que deja a más de uno emocionado o disimulando la tremenda culpa interna que siente porque alguna vez se ha reído o ha maltratado a una persona gorda. En tiempos donde el bullyng –que siempre existió aunque ahora cobra nombre en inglés para subirse a la oleada mediática moderna- hace estragos, es válido que tres actores se pongan en la piel de personajes y de sí mismos (porque cuentan historias reales y sobre el final de la puesta hablan de cara al público desde sus respectivas personas y no ya desde los personajes que interpretan) para cumplir con la esencia social que tiene el quehacer teatral. A veces en forma irónica, humorística pero siempre reales, las escenas van describiendo emociones, sentimientos y situaciones por las que tienen que atravesar aquellos que luchan por recuperarse de la obesidad.
La dieta, las operaciones, la soledad, la bulimia, la vergüenza, los grupos de apoyo, el miedo al desamor, la exclusión del trabajo. Párrafo aparte es una canción hecha simplemente a partir de una secuencia de insultos y apodos que victimizan aún más a la persona gorda. Todos lugares comunes ¿quién no los escuchó o los pronunció alguna vez? Más todavía en la jerga graciosa del cordobés que se jacta de tener un humor particular sin, tal vez, jamás reflexionar acerca del daño que su decir puede generarle a los otros. No sucede, claro está, solamente con los gordos, también con los discapacitados, los gangosos, los ciegos, los que no pueden caminar y hasta con las personas feas o que, simplemente, usan anteojos. Así de simple. No obstante, el tema elegido para cuestionarnos socialmente aquí es el de la obesidad mórbida.
En un pasaje de la obra se cuenta cómo un hombre “oso” –perteneciente al grupo de los homosexuales gordos y grandotes que no reniegan de sus cuerpos ni de su condición- descubre el verdadero valor de la belleza en una fiesta en la que hay decenas de personas iguales a él. Porque el verdadero significado de la belleza está en el ojo de quien lo mira.
“La grasa hace que uno se sienta una mierda. De otras enfermedades el mundo tiene un poco más de piedad”, dicen los actores y una Carolina Aguerrido que se luce en su rol poniéndole infinita emoción cierra diciendo que el gen de este producto teatral se originó cuando empezó a estudiar teatro y un profesor le preguntó qué tenía para decir. “Que vivan las gordas”, era su deseo. Y lo dice, anticipando el final, y pidiéndole al público junto a sus compañeros que griten “diversidad corporal”. Se advierte, en los tres, la imperiosa necesidad de que les creamos, de que reflexionemos, de que les tengamos compasión, de que los aceptemos, de que dejemos de criticarlos, de que dejemos de ser una sociedad tan lapidaria en un mundo que castiga el no ser y premia el parecer. Y es ahí cuando cabe preguntarse, identificados en las lágrimas y emoción de estos actores que se ponen su propia vida al hombro para dar vida a nuevas historias que mucho tienen de autobiográficas (Socci cuenta en un momento cómo le cuesta ser bailarín, que es su profesión, por ser gordo), porqué funcionamos así como sociedad y cuándo llegará el bendito día en el que dejemos de discriminar al que está al lado por considerarlo diferente.
Celebro la iniciativa de poner en escena la temática pero no así que aún, en estos tiempos tan modernos, las personas que tienen unos kilos de más tengan que pedir a gritos al resto ser aceptados. En tantas cosas todavía somos tan patéticos como comunidad. Esta puesta que lo deja en evidencia, va de la risa al dolor, del dolor a la emoción y de la emoción a la reflexión posterior; y el público sale pensando en quién, finalmente, es más anormal.



Elenco: César Socci, Ariel Ventre, Carolina Aguerrido

Funciones: 31 de octubre; 1, 7, 8, 14, 15 de noviembre a las 20.30 hs. Sala Azul, Ciudad de las Artes. Entradas en boletería: $ 90 y por Autoentrada.